En los
animes es muy habitual meter una historia de acción simplona, romances que no
llegan a zanjarse, las aventuras de algún estudiante que por la gracia de Dios
consigue ligarse a todas y cada una de las chicas de su clase o ecchi y fanservice.
Mucho fanservice… Luego están todos aquellos anime que pueden tener alguna de
estas características pero se les puede perdonar estos detalles porque la trama
es interesante o bien porque la interpretación de los personajes te toca en lo
más hondo. Todo eso está muy bien, sí, pero… ¿y si por casualidad resulta que soy
gay? ejem ejem, digo… ¿Y si resulta que a mí lo que me interesa no es una obra
de acción, fantasía o misterio sino una obra más alegre y frenética? ¿Y si
resulta que lo que yo quiero ver es algo que se adentre en el mundo del baile? ¡Pues
aquí está la solución a todos estos problemas! Bueno, o al menos en teoría…
En 2013
llegó la adaptación anime de “Love Live” y mucha gente lo describió como el
renacer de Jesucristo. Esto se debe, no tanto a su historia (que tiende a ser
algo simple), sino al cambio de mentalidad y, sobre todo, al cambio de género.
“Love Live” vendría a ser como el “Star Wars” de los animes de idols ya sea
porque es el más conocido o ya sea porque lo que hace, lo hace mejor que nadie.
Ahora, expliquemos de que va todo el asunto. La Preparatoria Otonokizaka es una
escuela exclusiva de mujeres la cual deberá cerrar sus puertas en poco tiempo
debido a las pocas estudiantes que hay allí. Para solucionar este problema, Honoka
intentará crear un grupo de idols para así llamar la atención de otra gente y
se apunten a su escuela para que ésta no cierre. Una trama simple pero que, a
su vez, da pie a crear subtramas dentro de la historia principal. Obviamente
hay un hilo central que es el de intentar atraer público pero, antes de llegar
a ese punto, hay que reunir primero a las integrantes del grupo. La primera
temporada se basa más en eso y en ver qué razones tiene cada persona para estar
en tal grupo. Y aunque todas tienen como misión principal impedir que la
escuela cierre, también tienen motivos personales para estar ahí. Puede que
alguna esté por orgullo, otra porque se ha visto arrastrada a colaborar, otra
porque quiere demostrar su talento al mundo, otra porque quiere que todos la
recuerden o otra por simple superstición. Hay deseos propios y todo el grupo
socializa entre sí para poder alcanzar lo que buscan. Sin embargo… lo veo todo
muy… feliz. Entiendo que es normal que todas las chicas de la banda se lleven
bien entre sí, aunque a veces surjan conflictos efímeros o peleas que se
solucionan con el tiempo. Aun así, no hay auténticos momentos en los que todas
las integrantes difieran entre ellas o tengan opiniones muy distintas que les
hagan replantearse su posición. Y lo de poner el hecho de que “todas están
buscando lo mismo” como excusa para que no se peleen entre ellas… no me vale.
Porque cualquier grupo de música tiene un objetivo común apartando los deseos
más personales de cada uno y, aun así, hay bastantes que se acaban separando
porque sus integrantes acaban teniendo pensamientos distintos. Aunque también
entiendo esta decisión. Entiendo que hayan optado por eliminar el máximo
conflicto entre las chicas que forman la banda para evitar que la trama se
alargue y no darle más vueltas de las necesarias. Y, aun habiendo dicho esto,
se siente la emoción de las protagonistas y se nota que quieren llegarle a la
gente que las ve. Y es que, realmente, “Love Live” transmite una sensación de
amor y paz. El mensaje que nos quiere enviar es uno sobre la felicidad, la
pasión y la amistad. Lo curioso es que nos quiere transmitir este mensaje a
través del baile. Aquí es donde la serie entra en conflicto. Da la casualidad
que hay una amiga de la cual soy muy cercano y resulta que ella hace hip-hop y
danza contemporánea. Y sé perfectamente que el estilo de baile no es el mismo
que en “Love Live”, pero… os lo pondré así: en cualquier estilo de baile en el
que se baila en grupo, no solo cuenta el hecho de saber bailar bien. Porque,
aunque una persona sepa bailar muy bien, a lo mejor a otra no se le da tan
bien. Y esto, por supuesto, es sentido común. Sin embargo, hay más cosas. Hay
que medir bien los tiempos, ir coordinadas, vigilar la colocación de cada
persona en el escenario, cantar al unísono y lo que es más importante: no
eclipsarse las unas con las otras. Cierto es que en muchas actuaciones de baile
debe haber un “centro”, una persona que sea la capitana y maneje a las demás,
pero es un caso especial. En tales casos, esta persona concreta debe hacer
pasos de baile que los otros bailarines no hacen y destaca por encima de éstos
debido a su actuación. Aquí, en “Love Live”, esto de ser el “centro” existe,
pero de forma demasiado… literal. Más que destacar por encima de las demás, cuando
una de las protagonistas hace de “centro” lo único que hace es colocarse en el
centro de todas las chicas y llevar una vestimenta diferente. Tampoco se busca
llamar la atención más de la cuenta porque supongo que lo que importa en esta
serie no es que destaque una sola persona, sino que todas aporten su pequeño
granito de arena. Pero entonces, si este fuera el caso, veo innecesario
explicar la importancia de tener un “centro” en la actuación si luego no se va
a aprovechar la ocasión para mostrar algún progreso individual. Y no solo es eso. Cuando veo actuaciones de
baile de esta amiga mía me quedo paralizado. Es increíble porque uno puede
fácilmente apreciar la compenetración y la cohesión de grupo que hay entre ella
y sus compañeras. Se pueden observar los cambios de colocación, los movimientos
tan naturales que hacen y en ningún momento es posible apartar la vista. ¿Y a
qué se debe esto? Una de las razones que se me ocurre es el manejo de la
cámara. “Love Live” al tener tantos planos que intentan resaltar los
movimientos de alguna persona concreta y meter tantos primeros planos, se
pierde profundidad. Y de verdad os lo digo: a mí me ponía nervioso que se
enfocaran en ciertos momentos en una, dos o tres personas concretas porque,
mientras tanto, no sabía que estaban haciendo las otras bailarinas. No sabía
dónde estaban colocadas, no sabía si estaban siguiendo la coreografía y
pareciera como si ni siquiera estuviesen allí. Por eso me gusta cuando se juega
con la cámara desde la lejanía y se crean planos contrapicados para resaltar su
colocación en el escenario o para enmarcar que son un grupo bastante numeroso.
Además, se ve todo de putísima madre y puedes ver lo que hace cada una. El
ejemplo más claro que se me viene a la mente es su opening: tienes la
coreografía, los planos generales, contrapicados, de perfil, algunos primeros
planos muy puntuales… es perfecto. Por eso me extraña que no se hayan aplicado
los mismos conceptos de forma tan efectiva a lo largo de la serie porque así se
hubiera sentido más viva. Y sé que muchos pensareis que es injusto que compare
los bailes de “Love Live” con la vida misma porque, al fin y al cabo, “Love
Live” es una serie de animación y es muy complicado animar movimientos en 3D. Y
es que realmente considero “Love Live” como un proyecto arriesgado no solo por
el hecho que sea un anime que llame la atención a unos pocos por tratar el
baile, sino porque es muy complicado plasmar en dibujo los movimientos que
puede hacer una bailarina real. De hecho, me pasaba algo similiar con
“Shokugeki no Soma”. No he leído el manga todavía, pero he tenido el honor de
ver el anime y aunque me gustó y me enganchó con facilidad, yo no sentía nada
por los platos que cocinaban los distintos personajes. Por mucho que los jueces
me digan que el plato es exquisito, que huele de maravilla y que exageren sus
reacciones para remarcar lo jugoso que es, yo no puedo sentir lo mismo que
sienten ellos porque no lo tengo delante de mis ojos. Solo se puede apreciar la
presentación del plato, nada más. Sin embargo, no todos los animes que intentan
transmitir emociones lo hacen a medias porque ahí está “Shigatsu wa Kimi no
uso”. Lo que hace este anime es increíble porque permite transmitir a la
perfección los sentimientos de los compositores a través de la música y ahí sí
que puedes interpretar la situación a tu manera sin ser un experto de la
materia. Y ahora, volviendo a “Love Live”, creo que se quedaron en la mitad del
camino… Todas bailan bien y bailan a la vez sin ser precisamente unas expertas.
En ningún momento hay fallos cuando actúan en directo y eso en parte es malo,
porque esto llevaría a las demás integrantes del grupo a improvisar para tapar
los errores de sus compañeras. Pero no todo es malo en “Love Live” porque
tenemos a un grupo muy unido e inseparable. Antes de empezar a ver la serie, me
asustó la idea de que hubiese tantos personajes importantes porque pensaba que,
seguramente, algunos de ellos tendrían su personalidad muy poco definida. Sin
embargo y para mi sorpresa, me equivoqué. Mira que es complicado trabajar con
tantos personajes, pero cada uno de ellos cumple con su rol y tiene una
personalidad propia, igual que ocurre en otras obras como “Baccano”. Se puede
ver claramente que son amigas y comparten sus experiencias. Incluso llega un
punto en que todas piensan que, si una de ellas abandonara el grupo, ya nada
sería igual. Al mismo tiempo, tampoco les hace gracia aceptar a más miembros en
su banda porque temen que no puedan captar la esencia que las ha unido a todas
ellas. Un grupo inamovible y egoísta, así es como debe ser. Esto es algo que
encuentro fascinante porque esto le añade a la serie un poco un poco más de
drama, concretamente drama personal. Cuando Honoka recibe las peticiones de
otras chicas que les gustaría unirse al grupo, ella se siente deprimida.
Deprimida porque no quiere que su grupo cambie y, al mismo tiempo, deprimida
porque no quiere negarles su petición y hacerles daño. Y ahora que lo recuerdo,
esto aún no lo he dicho: resulta que, para llamar aún más la atención del
público, se presentan a un concurso de baile y tal llamado Love Live (que de
ahí viene el nombre de la serie). La segunda temporada se basa completamente en
eso y en ver cómo van superando cada fase. Entonces, al final, todas deciden
disolver el grupo cuando acabe Love Live. Una decisión un tanto dura teniendo
en cuenta todo lo que han vivido juntas. Es el fin de una era. Han marcado la
historia de su colegio y, después de sentir que han hecho lo que debían,
deciden dejarlo todo porque ellas creen que ya han dejado huella. El último
capítulo de “Love Live” se siente como un satisfactorio final de una aventura,
un camino que Honoka escogió para proteger lo que tanto ama ella, que es su
escuela, sus relaciones, sus recuerdos. La disolución de µ’s será algo trágico pero la serie lo intenta camuflar con
ese final tan alegre y apasionado, como diciendo que no pasa nada, que la vida
sigue. Y aquí es donde termina su aventura, pero todos sabemos que aún les
queda un largo camino por recorrer como personas, uno que las llevará a la
madurez.
Vaya… al
hablar así del final, ahora resulta que no sé en qué tono acabar esta crítica. “Love
Live” no es una serie que me desagrade, en absoluto. Lo encuentro como un anime
desmitificador con muchas dosis de alegría y buenas sensaciones. Y al final
supongo que es esto lo que quiere transmitir el autor. Sin embargo, no voy a
retirar nada de lo que he dicho anteriormente porque eran ideas que sobre el
papel parecían buenas pero después se vieron arruinadas. Porque hay cosas que,
por mucho que quieras, es imposible plasmarlas en una obra de animación. Las
sensaciones, los movimientos y la fluidez de un bailarín real no se puede
imitar virtualmente. El uso innecesario de demasiados planos puede llegar a
saturar al espectador y confundirlo. El hecho de que en ningún momento de la
serie se muestre la cara de un hombre resulta curioso pero, ahí queda. Aunque
oye, se agradece que las protagonistas no sean solo un puñado de culos y tetas
porque entonces se perdería inmersión y habría mucho fanservice. Y al final se
soluciona todo porque tiene una buena conclusión, pero… ¿de qué ha servido todo
esto? Una vez más, al igual que “One Punch Man”, está muy bien eso de intentar
hacer algo diferente y crear algo fresco y original pero ambas obras son muy
ambiciosas y, quizás, demasiado. Y también sé que hay mucha gente que ama “Love
Live” pero seamos sinceros: es original, es creativo, es frenético, pero no es
rompedor. Obviamente está bastante por encima de la media de los animes porque
hay mucha mierda suelta por ahí, pero… ya está. El baile no es un tema fácil de
tratar, al menos en términos de anime. Pero, aun así, “Love Live” ha conseguido
algo que otros animes no conseguirán nunca: reconocimiento y respeto por el
arte. Animes como este son los que me hacen ver una tenue luz al final de este
oscuro túnel porque, animes como este, hay pocos del mismo estilo que se le
puedan equiparar.