Creo que a
todos o a casi todos nos gusta la acción. Tanto en el cine como en las series
como en el teatro mismo, siempre tiene que haber alguna secuencia de acción
para mantener al espectador atento y porque los directores de dichas obras creen
que a todo el mundo le gusta ver saltar cosas por los aires o mierdas de esas. Otras
personas optan por buscar una obra más personal y pausada que se centre más en
el desarrollo de una trama por encima de cualquier acción bombástica. Porque
hay una línea bastante gruesa que diferencia la calidad de ambos tipos de obra,
la diferencia entre lo verdaderamente absorbente y el espectáculo.
He de decir
que habré visto, contando este, dos animes de mechas en toda mi vida. Aún no he
visto “Neon Genesis Evangelion” y sigue en mi lista de pendientes desde hace ya
un tiempo. Sin embargo, vi que la gente estaba diciendo maravillas sobre “Tengen
Toppa Gurren-Lagann”, así que me puse a ello y mi pensamiento al acabar la
serie fue el de “este no es un anime hecho para mí”. La historia sigue los
pasos de Simon, un niño condenado a vivir bajo tierra con el resto de lo que
teóricamente queda de humanidad por motivos desconocidos. Un día cualquiera, él
y su gran amigo Kamina deciden ir a la superficie gracias a un robot llamado
Ganmen (el cual desentierra Simon). Una vez allí, irán desentrañando el secreto
de este mundo mientras van haciendo aliados por el camino. Típica historia que
cuando lees la sinopsis te quedas intrigado ante el misterio que se presenta.
Entonces, ¿es la serie tal y como promete su sinopsis? Desgraciadamente no. Voy
a decirlo ya sin andarme con rodeos: si venís a este anime buscando una buena
historia o personajes profundos y bien construidos, no entres a verlo porque lo
único que vais a obtener entonces es una sensación de pena, la misma que me
llevé yo al acabarlo. Aun así, vamos a empezar con positivismo. Me gusta la
idea de que los Ganmen funcionen a través de las emociones porque, de esta
manera, solo aquellos que estén dispuestos a luchar y a sacrificarlo todo por
una causa serán los aptos para pilotarlos y guiar a la humanidad hacia un
futuro mejor. Y me encanta no solo eso, sino la manera en la que se presenta
dicha situación. Sin que te digan nada en absoluto puedes ver perfectamente cómo,
cuando un personaje no tiene el coraje suficiente para vivir, el Ganmen
simplemente no responde ante sus órdenes. Es como si dichas máquinas estuvieran
conectadas al corazón de sus pilotos. Imaginémonoslo por un momento: una
persona cualquiera está pasando por una depresión pero, aun con todo, debe
pilotar un Ganmen porque hay vidas en juego. Pues, si dicha persona no tiene
las suficientes ganas para hacerlo, la máquina tampoco querrá, como si tomara
consciencia de la propia situación, como si aquel trozo de metal fuera un
reflejo de él mismo. En “Tengen Toppa Gurren-Lagann” se intentan crear unos
mechas que funcionen con la fuerza de voluntat y, al final, todas las batallas
se acaban decidiendo más por eso y no por la experiencia del piloto que lo
controla o de los gadgets y dimensiones de la propia máquina. Ahí, ahí es
cuando yo ya comienzo a tener un problema. La idea en sí es fantástica y me
cautiva la manera en la que es llevada, pero al final todo esto acaba siendo la
excusa de todas las victorias de nuestros protagonistas. Para empezar, Simon y
Kamina no deberían saber pilotar Ganmens. Su generación lleva ya un tiempo bajo
tierra y no saben nada de algunas de las tecnologías presentes en nuestro día a
día. Por eso se siente extraño cuando Simon coge dicho Ganmen y… parece que
todo le sale bastante bien. Y lo mismo pasa con Kamina cuando roba aquel Ganmen
y se pone a controlarlo así sin más. ¿Por qué no mostrarnos primeramente un
proceso de adaptación antes de recurrir a la acción? La respuesta realmente es
muy sencilla: por conveniencia. “Tengen Toppa Gurren-Lagann” va a lo que va y
parece que busque más ser bombástica y mostrarnos peleas y más peleas solo para
que olvidemos que su historia no vale lo mismo. Al fin y al cabo, no faltará el
capítulo en que Simon salte al ring a pegarse con los malos, porque la serie
necesita mantenerse siempre en movimiento para que el espectador no se aburra.
Aunque no es así para todo el mundo porque, para mí, eso es lo que hace a este
anime una obra genérica que cree que por meterle explosiones a todo hace las
cosas mejor que otros anime. Porque aquí, por lo que parece, todo tiende a
explotar por la puta cara solo para dar una falsa sensación de epicidad y
espectáculo. ¿Os acordáis de la batalla de Saitama contra Genos en “One Punch
Man”? Si no la habéis visto, no hay problema porque la podéis encontrar muy
fácilmente en youtube. Bien, esa batalla dura solo 3 minutos y le da mil
patadas a cualquier escena de acción de este anime. Esa lucha lo tiene todo: la
banda sonora, los efectos de sonido, se siente la velocidad, la potencia de las
colisiones e incluso algunos ases bajo la manga de los luchadores. Es
sencillamente genial. En “Tengen Toppa Gurren-Lagann” se me hace todo muy
repetitivo porque todas las luchas se resumen en un “gano yo porque mi fuerza
de voluntad es inquebrantable”. Y repito, eso no es algo que esté del todo mal,
pero… no todo esfuerzo tiene que dar siempre sus frutos. Miremos un momento a “Sakurasou
no Pet na Kanojo”. En ese anime el autor lo hizo de putísima madre porque logró
convencernos a todos de que, por mucho que te esfuerces en llevar a cabo algo
importante en tu vida, hay veces en que la realidad te acaba devorando
simplemente porque no estás a la altura de lo que buscas. ESO es dar un toque
de realidad a la obra, porque no siempre tenemos que salir victoriosos de todo.
Y luego, quitando ya el tema filosófico, están las fusiones de mechas, una
especie de alternativa para que Simon vaya adaptando su Ganmen a un estilo de
lucha distinto para que sea cada vez más poderoso. Aunque… tampoco es que estas
fusiones estén demasiado inspiradas… Quiero decir, las uniones de robots no es
algo que me suponga un problema, al menos si están justificadas. Pero es que en
“Tengen Toppa Gurren-Lagann” son unas uniones ridículas en las que el Gurren de
Simon se fusiona con cualquier mierda y de repente le crecen piezas al robot de
la puta nada. Oye, que esto no es “Sailor Moon” gente… Para mí, las fusiones
siguen siendo un pretexto para que el protagonista no pierda ninguna batalla en
su travesía. Y, aun así, hay veces en las que Simon pierde contra algún otro
Ganmen incluso estando fusionado y luego acaba ganando solo con su Gurren
porque “tengo mucha fuerza de voluntad”… Y además de esto también están todas
aquellas ridículas escenas de fanservice con Yoko porque, vamos, decir que va
ligerita de ropa solo para ser más ágil es igual de estúpido que decir que la
gente va a ver “To Love-Ru Darkness” por su historia. Son todo secuencias
repetidas en las que se repite lo mismo: presentación, conflicto, combate,
conclusión. Intenta hacer algo similar a “Cowboy Bebop” en este aspecto, pero
allí funcionaba porque siempre había algo nuevo que aprender de cada historia o
se desentrañaba algo más del oscuro pasado de nuestros personajes lentamente.
Es todo demasiado infantil para mi gusto. Y esto es lo que diría si la serie
hubiese acabado en el capítulo 15, pero no es así. A partir de allí la cosa se
pone por un momento seria, seria de verdad. No me gustaría enrollarme más de la
cuenta, pero básicamente se intenta adaptar un tono político más adulto hablando
sobre la sociedad después de que la humanidad recuperara lo que es suyo y tal.
Y este tipo de historias son las que a mí me gustan y me había gustado el giro
que había pegado la serie. ¿Sigue manteniendo el nivel hasta el final? No, ni
mucho menos. Aquella alegría solo me duró 4 o 5 capítulos después de volver a
la clásica fórmula de los primeros episodios algo más pulida, eso sí, pero no
dejaba de ser lo mismo. Y es una pena porque la serie apenas deja momentos de
calma para desarrollar a sus personajes o hablarnos de ellos. Y aunque al final
resulte que la historia que intentan contar es interesante… me siento algo
distante de ella porque se han limitado durante la mitad de la serie a
mostrarme peleas que no vienen a cuento en vez de hacer avanzar el argumento.
Además, esos capítulos más serios en los que nos muestran cómo ha cambiado la
sociedad, tampoco son perfectos y se muestran escenas que carecen de sentido
lógico, como la reacción del populacho frente a las decisiones de Simon, por
ejemplo. Y toda esta malgama de conflictos y cambios en el mundo nos acaba
llevando al final del anime, donde nos muestran una pelea que debería ser la
mejor del mundo y que, a día de hoy, sigo sin verle atractivo. De verdad, me
tiraba de los pelos cuando veía a todo Dios pasarse la lógica y el sentido
común por el forro de los cojones porque, para mí, las peleas tan
espectaculares como esa merecen tener un mínimo de sentido. Y, la verdad, la
conclusión es buena, no es un final abierto, cada personaje acaba escogiendo su
propio camino y, sin embargo, sigo sin sentir nada por esta serie. No he
sentido su viaje, no he sentido sus emociones, no he vivido su aventura. Tal vez
estoy siendo exigente, sí. Supongo que la serie solo buscará ser una
experiencia inolvidable para todos aquellos amantes de las explosiones y la
acción sin demasiado fundamento. He visto gente comentar que está al nivel de “Code
Geass” porque plantea una trama igual de interesante. He visto gente decir que
está a la par con “Death Note” en cuanto a desarrollo de personajes y mensajes
ocultos. Todo esto me hace reflexionar sobre todos los animes que he visto en
los que, en su gran mayoría, intentaban ofrecerme algo más que combates
simplones llegando así a la conclusión que, “Tengen Toppa Gurren-Lagann”, está
demasiado… sobrevalorado.
Sé que he
sido muy duro con esta crítica y no me voy precisamente con un buen sabor de
boca. Hay mucha gente a la que les gustan este tipo de animes porque es evasivo
y cumple lo que promete. Pero para mí, no pasar de esa línea equivale a no
querer dar más porque la serie se conforma con lo básico. Aunque quizás el
problema sea que la he visto en un momento donde no buscaba algo bombástico, no
lo sé. No es un anime para mí y hay pocas cosas relevantes que pueda decir de
él. Porque es que, además, hasta había momentos en los que no sabía ni a qué
género pertenecía. A veces quiere ser un anime de comedia y mostrarnos
situaciones cotidianas graciosas y curiosas. A veces intenta ser más maduro y
nos engaña mostrándonos una historia que intenta tapar lo que de verdad busca
la serie. Y en su gran mayoría de veces recurre al puro estilo mecha y nos
coloca a un puñado de robots peleando para que enloquezcamos ante su epicidad.
Ha sido un camino algo confuso para mí y no creo que nunca vaya a entender a
aquella gente que dice que este es un anime único, porque yo solo lo veo como
uno más, una serie más que antepone la acción al guion. De hecho, no sé si
recomendarla porque, al fin y al cabo, esta es mi opinión y cualquiera puede
estar en desacuerdo. Así que voy a decir lo siguiente: ¿buscáis un anime de
mechas con peleas sorprendentes y explosiones? Mirad “Tengen Toppa
Gurren-Lagann”. ¿Queréis un anime bien elaborado con una historia profunda e
interesante? Iros a otra parte porque, si entráis aquí buscando eso, vais a
salir igual de decepcionados que yo.